miércoles, 12 de junio de 2013

Cómo no quedarse con una sola historia

Hace dos años viví por unas semanas con una chica de Rusia y otras extranjeras en un internado de niños en el que trabajábamos de voluntarias, estábamos haciendo un intercambio aquí en Brasil. Además de que engordé como 10 kilos, porque la comida era mayormente carbohidratos, aprendí mucho y fue una experiencia inolvidable que aportó incluso a lo que estoy trabajando ahora. Un día antes de salir a dar clases para los niños del internado, todas nos quedamos hablando en la salita de la casa de huéspedes que tenían ahí los curas que estaban a cargo de la institución. R, la chica de Rusia me dijo riéndose: "En Colombia las drogas son fáciles de conseguir. Ustedes deben tener cultivos de marihuana en los patios de sus casas". Una frase cliché que me dio tanta rabia que no supe que responder.

No la culpo. La visión que tienen la mayoría de personas sobre Colombia es esa y no es mentira, cultivamos gran parte de la cocaína y la marihuana que se consume en el mundo entero. Si yo no fuera colombiana y mis circunstancias fueran otras, tal vez pensaría lo que R pensó. Sin embargo, aquí veo dos problemas: el primero es la falta de prudencia de R y el segundo, lo que llama la escritoria nigeriana Chimamanda Adichie, quedarse con una sola historia. Estando en Brasil, en un almuerzo con una familia, me presentaron a uno de los hijos de la anfitriona. La primera pregunta que el tipo me hizo fue: ¿De dónde eres? Le dije: "De Colombia". Me dijo: "¿Sobrina de Pablo Escobar?". Le dije: "No". ¿Como creen que me siento cada vez que me dicen eso? ¿Feliz? ¿Orgullosa?

A escritora Chimamanda Ngozi Adichie
Fonte: http://1pageweekly.files.wordpress.com
Adiche en su conferencia "El Peligro de una sola historia" habla de Fide, un joven que llegó a trabajar a su casa cuando ella tenía 8 años. Dice sobre la familia del chico: "Lo único que sabía de ellos es que eran muy pobres y para mí era imposible verlos como algo más que eso. Su pobreza era mi única historia sobre ellos." Eso le pasó a R, la única historia que ella tenía de los colombianos (aunque compartía cuarto conmigo) era sobre el comercio exacerbado de sustancias ilegales. Pensar lo que R piensa de mi país es como si yo pensara que todas las rusas son prostitutas, o todos los rusos son matones porque eso es lo que se ve en las películas o es que lo que se escucha de la gente que vive en Europa. R, se había quedado con una sola historia, el tipo del almuerzo, también.

¿Cuantas solas historias llevo en mi cabeza? ¿Quienes me las han puesto ahí? En Montería, mi ciudad natal, hace unos años conocí a S, una estadounidense que fue hacer un intercambio a la Universidad de Córdoba. Un día hablando con ella, me dijo que se había ido a Colombia para mostrarle a sus amigos que la televisión exagera. Algo que me pareció corajudo, valiente. Es evidente que S no quería quedarse con una sola historia, y estoy segura que lo logró. Y para eso, no tenemos que vivir cosas en carne propia, es importante ser curiosos, buscar, y ser prudentes. Para mí como colombiana que me digan traficante no es agradable, como tampoco es agradable que alguien del interior del país me diga perezosa, o alguien de otra parte de la región caribe colombiana me diga pueblerina. ¿Porqué colocar rótulos? ¿Por qué quedarse con una sola historia? Hace unas semanas un amigo me dijo que era gay, cuando hablamos me pidió que no le dijera a nadie porque no quería que sus compañeros del trabajo menospreciaran sus ideas y comentarios, él tenía miedo de generar un sola historia sobre él.

Yo me he visto en momentos donde he mostrado mi única historia sobre ciertas culturas, al igual que R y que el tipo del almuerzo. Aquí en Belo Horizonte tengo un amigo de la India al que le pregunté: ¿Las mujeres en tu país usan esas mantas tradicionales todo el tiempo? ¿Como es que se llaman? Y claro, después de oír eso se rió en mi cara y me dijo: "Sari, y no, no las usan todo el tiempo". Quedé avergonzada cuando me lo dijo, por supuesto, al igual que Adichie cuando fue a México y pudo quitar de su cabeza la idea de emigrantes abyectos que tenía de los mejicanos generada por los medios gringos.

Me gustaría que todos los que tienen únicas historias sobre los lugares, los que le crean rótulos a las personas, llenaran sus mentes de nuevas historias. Me gustaría que las personas que ven a Colombia como un gran cultivo de marihuana y plantas de coca, hicieran otras preguntas. Me gustaría que los que ven a mi región  como un lugar lleno de perezosos se pusieran en nuestros zapatos y respetaran las diferencias. Me gustaría que los que piensan que los monterianos somos sólo unos pueblerinos vieran la riqueza y el talento que tienen muchos músicos, escritores, poetas, artistas, boxeadores, etc., que han nacido allá. Me gustaría aumentar también las historias que tengo sobre otros lugares, porque como Adiche dice: "Cuando rechazamos la única historia, cuando nos damos cuenta de que nunca hay una sola historia sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso".


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4 comentarios:

  1. BUENA HISTORIA,OJALA LAS PERSONAS NO SE QUEDEN CON UNA SOLA HISTORIA EJ,LO QUE OCURRE EN LA POLITICA COLOMBIANA CREEN LO QUE DICEN UNOS NOTICIEROS,MUCHAS VECES LO QUE LES DICTAN LOS GOBERNANTES DE TURNO MAQUILLANDO SUS INEFICIENCIAS Y MENTIRAS

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  2. TU BLOG ME INSPIRACA CADA VEZ QUE ENTRO!!
    Un beso desde Argentina.
    Yo http://fumandohistericos.blogspot.com.ar/

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  3. Hola Matina, soy colombiana también, de un pueblo del sur, y también tuve momentos en los que me molestaba que me dijeran pueblerina, pero, gracias a que estudié lenguas, aprendí a recibir de una manera diferente cada vez que me catalogan como tal. Es simple, la gente necesita poner etiquetas a todo, los de una ciudad son citadinos, los del campo campesinos y los de un pueblo...pueblerinos :) nada por lo cual haya que amargarse, no va a cambiar! Milena

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